Psicosomática

El ser humano es un cuerpo (soma) y una mente (psique) en constante interacción. Lo que afecta a uno, repercute en el otro.

La psicosomática no contiene una lista de enfermedades, se trata de una actitud, una visión global (bio-psico-social) de considerar a las personas y su funcionamiento vital.

En todas las manifestaciones vitales se integran aspectos de la experiencia de orden biológico, psicológico y social. (Tanto en la enfermedad como en la salud).

El lenguaje del cuerpo es sabio. No está influido por prejuicios o estereotipos, con él no funciona el engaño ni el autoengaño. Cuando nuestra mente no quiere o no puede reconocer un hecho doloroso, es nuestro cuerpo el que se encarga de mostrarnos en forma de síntoma la verdadera experiencia emocional. Aprender a descifrar los síntomas, a leer el lenguaje del cuerpo como valiosa información que nos indica nuestras verdaderas necesidades, a utilizarlo como guía fehaciente para sentir y actuar en la dirección que nos señala, resulta de vital importancia para mantener la salud global.

Cualquier persona puede experimentar un síntoma psicosomático. A todos nos han sudado las manos y se nos ha acelerado el corazón ante una situación emocionalmente intensa, se nos han “revuelto las tripas” ante la llegada de un acontecimiento importante, o nos hemos sentido ansiosos o tristes tras una lesión o ante un dolor físico que se prolonga en el tiempo.

El problema surge cuando la somatización es un recurso habitual que utiliza nuestra mente como defensa ante la incapacidad de manejar los conflictos emocionales. Cuanto más inconsciente sea este proceso, mayor será la problemática. Se ha demostrado la influencia clave de factores psíquicos (causales, precipitantes o perpetuadores) en enfermedades como la fibromialgia, el colon irritable, el asma o la psoriasis, entre muchas otras.

El síntoma no es signo de patología, sino de salud: es un fenómeno que se entiende en función de la biografía de la persona, su contexto relacional y su mundo emocional. Desde esta perspectiva se pretende escuchar e interpretar el significado del síntoma en lugar de exclusivamente eliminarlo o mitigarlo.

La intervención irá dirigida a hacer consciencia de lo que acontece en el interior de la persona, a identificar sus mecanismos de defensa y proporcionar recursos emocionales de afrontamiento para que las experiencias vitales se experimenten de forma consciente, manejable e integrada.

El objetivo es que la mente y el cuerpo se liberen de ataduras y restablezcan su equilibrio natural.

 

«Cuando aprendamos a vivir con los sentimientos y a no luchar contra ellos, ya no veremos en las manifestaciones de nuestro cuerpo una amenaza, sino útiles referencias a nuestra historia.»  Alice Miller